miércoles, 15 de septiembre de 2010

AVANCE CAPITULO 3 "IMPREVISTOS"




Los personajes pertenecen a la grandiosa JK Rowling, y la autora original de esta historia es Naobi Chan quien me dio la autorización para adaptarla. ¡Disfrutenla!

Todavía con mil dudas en mi cabeza llegué a mi nuevo apartamento y me metí bajo el chorro de la ducha. El agua caliente, casi hirviendo, relajó mis músculos y liberó mi mente de cualquier pensamiento absurdo. Me enrollé una toalla al cuerpo y caminé hacia mi ropero a elegir el atuendo adecuado para salir esa noche. Aunque lo que se dice salir… no creo que saliera mucho. Sonreí en mi fuero interno. Miré mi ropero durante varios minutos, indecisa me decanté por la mejor opción: pedir refuerzos.
- Ginny… ¿qué te pondrías para que un hombre te meta en su cama? –solo silencio al otro lado de la línea telefónica.
Vale, lo admito, quizás debería haberle dicho un "hola", quizás hablarle de Harry o al menos un poco sobre nuestra relación… un momento ¿relación? Despejé ese pensamiento, no podía detenerme a eso ahora.
- Ginny… ¿Continúas respirando? –pregunté a mi mejor amiga.
- Hermione… ¿he oído bien? –pregunto aturdida.
- Sí, Ginny sí… -contesté en tono cansado-. Quiero que ese tío me folle hasta el cansancio, ¿qué me recomiendas?
Otros minutos de silencio, no sabía si por el shock de mis palabras o porque estaba debatiendo sobre que recomendarme.
- El vestido negro –contestó muy segura.
- Ya lo ha visto.
- ¿Qué? ¿no es la primera vuestra primera cita?-preguntó muy sorprendida.
- Técnicamente sí… pero prácticamente no –nunca mis palabras habían sido tan ciertas. Lo que se dice practicar, practicamos mucho.
Otro silencio. Entendía a mi amiga, después de jurar y perjurar que deseaba hacerme lesbiana para que los tíos no jugasen conmigo una vez más, acababa en la cama del primero que me lo proponía. Extraño sí…
- El azul –dijo por fin-, ese que deja la espalda descubierta. Con ropa interior muy pequeña, o directamente sin ella.
- Ropa interior pequeña… seguro que querrá su trofeo –murmuré para mí misma-. ¡Gracias Ginny, te quiero!
Colgué sin esperar su respuesta, puse el teléfono en silencio, conociendo a mi amiga estaría llamándome durante horas para que contestara sus mil y una preguntas, y esa no era la noche adecuada.
Abrí el cajón de mi ropa interior y elegí unas pequeñísimas, casi minúsculas, braguitas azules de encaje. Seguro que Harry se volvería loco con ellas. Dejé que el vestido resbalase por mi piel y abrazase mi cuerpo. El suave satén de la tela hizo que mi piel se estremeciese. Me maquille y dejé que mi pelo cayese en ondas por mi espalda.
Me miré al espejo y sentí que me faltaba algo. No era algo exterior, era algo más íntimo, en seguida se me encendió la bombillita. En un rincón de mi ropero todavía descansaba aquella bolsita que Luna y Ginny me regalaron en mi despedida de soltera para mi inexistente luna de miel… ¿qué mejor momento que este? ¿Querían que lo disfrutase, cierto? Pues eso haría esta noche.
Me puse el ligero y las medias con mucho cuidado de no hacer un estropicio, también cambié mi braguitas azules por un precioso tanga blanco medio transparente, quería que esta noche fuese todo perfecto.

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